Decisiones Previas
DECISIONES PREVIAS |
Optar (dentro de lo posible) por las circunstancias del parto, decidir si el niño va a ser alimentado al pecho o con biberón, y elegir pediatra son determinaciones que, por razones más o menos evidentes, deben tomarse antes del nacimiento. El PartoAunque muchas madres no se plantean la posibilidad de tener a su hijo en un lugar que no sea un hospital ni renunciar a la anestesia, y tampoco está en sus manos decidir si el parto va a ser por vía normal o por cesárea, estas son alternativas reales que interesan a otras. Para el padre, la única duda es decidir si se halla o no presente en el momento del parto.
Parto domiciliarioPracticado en algunos países desarrollados, tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes, y requiere adaptar la estructura sanitaria a esa política (comadronas y obstetras a domicilio, transporte inmediato al hospital...). Incluso en esas circunstancias, muchos profesionales creen que es una opción muy arriesgada, pues aunque es cierto que el parto es un hecho natural, se trata de un proceso crítico y que comporta riesgos para el bebé y para la madre. Parto naturalActualmente, la mayoría de partos se hacen con anestesia epidural, que aunque presenta algunos inconvenientes, se ha impuesto de forma tan lógica como imparable. Esta técnica consiste en la inyección de un medicamento anestésico en el espacio epidural, llamado así porque se halla por fuera ("epi") de la "duramadre" ("dura"), una de las membranas que envuelven la médula espinal. Con ello se consigue bloquear las señales transmitidas por los nervios que llegan a ella a nivel del lugar de inyección, y como esta se efectúa en la región lumbar, por donde entran en la médula los que recogen la sensibilidad de la parte inferior del abdomen y las extremidades inferiores, esas zonas quedan anestesiadas. Ciertamente, y por más cuidado y precauciones que adopte el especialista que la efectúe, la anestesia epidural tiene complicaciones que pueden afectar a la madre, algunas graves aunque muy infrecuentes, siendo la más común el dolor de cabeza que se presenta hasta en un 5% de los casos. Es también cierto que, por término medio, los partos son más prolongados y requieren más instrumentación (uso de espátulas y fórceps) cuando se hacen bajo anestesia epidural, pero la técnica puede considerarse como muy efectiva y segura para madre e hijo. Con todo, no es en absoluto rechazable el que una madre, por el temor a estas posibles complicaciones o porque quiera vivir un parto de forma natural, prefiera tenerlo sin anestesia, especialmente si se mentaliza y prepara de forma adecuada. CesáreaAunque la decisión de practicar o no una cesárea corresponde al médico, conviene saber que no es una operación tan fácil como a primera vista pudiera parecer y no está exenta de riesgos, ni para la madre ni para el niño, sobre todo si éste ya se hallaba encajado y listo para nacer por vía vaginal. Además, los recién nacidos por cesárea suelen requerir una reanimación más enérgica y pueden tener problemas respiratorios durante los primeros días de vida, porque al no pasar y ser presionados a lo largo del estrecho canal del parto, no se exprime el líquido que hay en el interior de sus pulmones. Desde luego, la cesárea puede ser una intervención imprescindible, gracias a la que se han salvado muchas vidas y evitado gravísimas e irremediables lesiones en los bebés, pero cuando un tocólogo se esfuerza por evitarla es porque, aun prescindiendo de la madre, es mejor para el niño nacer normalmente. Y desde luego, evitar alguna rozadura o incluso la fractura de un hueso tan vulnerable como la clavícula de los bebés no justifica el practicar una cesárea.
Presencia del padre en el partoCada vez más habitual, la presencia del padre debe decidirse antes del parto atendiendo con realismo a los deseos y a la forma de ser de cada uno, y contando con el acuerdo del tocólogo. Según algunos expertos, la presencia del padre en la sala de partos hace que comprenda mejor a su mujer y que se implique más en el cuidado de los hijos, y desde luego, tanto por acompañar y apoyar a la madre como por recibir al recién nacido, parece lógico que asista al parto. Pero a una mujer también le puede crear más tensión el saber que su pareja está allá más por obligación que por devoción, por lo que tampoco hay que sobrevalorar la importancia de su presencia. En todo caso, el padre debe estar preparado para retirarse rápidamente si empieza a sentirse indispuesto o el parto se complica y recibe indicaciones en este sentido por parte del personal médico. LACTANCIA MATERNA O ARTIFICIALEsta es una decisión importante y que se debe tomar antes del nacimiento del niño, porque si se opta por darle biberón desde el principio, una inyección administrada a la madre inmediatamente después del parto le evitará la subida de leche, pero si se le quiere dar de mamar, los primeros días pueden ser críticos y para entonces conviene estar bien informados de todo lo relativo a la lactancia materna. La leche materna es la mejor para los bebés, pero sus ventajas se han magnificado hasta el punto de hacer creer que el niño alimentado al pecho va a ser invulnerable o que no dar de mamar equivale a ser una mala madre. Evidentemente, ni una cosa ni la otra son ciertas. En lo que se refiere a la protección que la lactancia materna otorga frente a algunas enfermedades y problemas que aparecen en la vida adulta, existen indicios aunque no pruebas; ahora bien, hay que tener en cuenta que la madre y la maternidad son bastante más que una fuente y una forma de alimentar a los hijos durante unos meses.
ELECCIÓN DE PEDIATRAElegir pediatra antes de que el niño nazca elimina una incertidumbre que preocupa a muchos padres, permite tomar esa decisión sin las prisas y presión de los primeros días de vida, y posibilita una muy recomendable primera visita prenatal (que no suele estar prevista por la sanidad pública ni por la mayoría de compañías de seguros médicos). Aunque la elección, en un abanico más o menos amplio según las circunstancias, es orientada a menudo por el ginecólogo o por un familiar o amigo, los factores que más se aprecian son el horario, la disponibilidad (incluyendo la telefónica) y la proximidad geográfica. Del buen hacer del pediatra, que debería ser el criterio fundamental, sólo se tendrán referencias y en realidad es de muy difícil valoración para quienes no son profesionales, pero en contrapartida, tras la primera visita los padres podrán saber ya si les inspira confianza y ese es el factor que finalmente debe prevalecer en la decisión. |